Quizás hayas oído hablar del shiatsu, una técnica que reúne varias disciplinas orientales y que está recomendada para liberar tensiones en los músculos y mejorar la postura corporal.
Esta técnica aúna conocimientos ancestrales sobre el cuerpo y sus dolencias y otros actuales sobre la postura corporal para dar alivio y servir de terapia con el objetivo de mejorar el bienestar personal.
Se cree que el shiatsu tuvo sus inicios a principios del siglo XX en Japón, en concreto, en el año 1912, cuando Tokujiro Namikoshi desarrolló una técnica de presión con los pulgares y las palmas de las manos para tratar la artritis reumatoide que padecía su madre.
Cómo funciona
El shiatsu se centra en lograr una correcta canalización de la energía vital -conocida como Chi en China y Japón o Prana en India-. Para conseguirlo, lo que se hace es presionar con los dedos y las palmas de las manos diferentes puntos estratégicos del cuerpo. De aquí que puede entenderse esta disciplina como una terapia de digitopuntura.
Entre sus beneficios se puede mencionar que ayuda a fomentar la relajación, estimular la circulación, equilibrar el sistema nervioso y aliviar el dolor, al tiempo que mejora el estado de ánimo y promueve el bienestar general.
En una sesión de shiatsu, que suele prolongarse por una hora u hora y media, el terapeuta irá ejerciendo presión con dedos o manos en puntos específicos del cuerpo, según sean las necesidades del paciente.
Para elegir estos puntos, el shiatsu se centra en los que denomina meridianos, que son canales a través de los cuales fluye la energía vital y que relaciona con un órgano en particular o parte del cuerpo.
A modo de resumen, esta técnica es conocida por mejorar la postura corporal, aliviar y prevenir dolores y evitar otras molestias relacionadas.
Vale decir que varias técnicas y terapias provenientes de la medicina tradicional oriental se centran en mejorar la salud y el bienestar a través de la postura corporal y la respiración, como son el yoga y el tai chi.
¿Te animas a probarlo?
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