Quiero que pienses en tu día desde que te levantas hasta que te acuestas. Y quiero que recuerdes cuánto tiempo guardas y disfrutas del silencio a lo largo de las más de dieciséis horas que solemos permanecer despiertos; justo desde que abres los ojos con el sonido desagradable del despertador hasta que el cansancio te obliga a cerrarlos por la noche.
Si os realizo esta pregunta individualmente es posible que la mayoría de vosotras me contestéis que no pasáis en silencio ni cinco minutos al día. ¿Exagero? No lo creo. Vamos a ver: lo primero que escucháis es el despertador y se suele tener la costumbre de programarlo con radio o música, que se deja puesta durante la ducha. En el coche volvemos a sintonizar nuestra emisora favorita o , si vamos en el transporte público, aprovechamos para leer o, incluso reeler los últimos mensajes que nos han entrado y ¡hasta mirar las fotos que almacenamos en el teléfono!
Me diréis que esto se puede hacer sin hablar. Pero el silencio no es sólo la ausencia de palabra , y me vais a permitir que quizá esta semana me ponga un poco ‘trascendente’. Se trata del estar a solas con uno mismo, sin interferencias del exterior, ya sean auditivas o visuales. Y no, no sólo no estamos acostumbrados, sino que huimos de esa experiencia.
No voy a entrar aquí a comentar lo poco enriquecedor que resulta para la evolución personal de cada uno estar siempre pendiente de fuera, de exhibirnos en las redes sociales, de quien nos llama, de qué quiere, de qué le parecen nuestros asuntos, y, a la vez, no ser capaces dedicarnos ni una pequeña parcela de nuestro propio a tiempo a quienes somos y qué queremos.
Más allá del desarrollo íntimo, necesitamos el silencio para cultivar una buena salud y el bienestar general. Nuestro sistema nervioso lo precisa. No nos olvidemos de que la Organización Mundial de la Salud ha marcado unos niveles de contaminación acústica como perjudiciales para la vida de las personas.
El exceso de ruido fomenta los problemas nerviosos, el estrés y la ansiedad, además de estar absolutamente contraindicado en personas con reincidencia a los problemas de cabeza y, cómo no, en las migrañas. Especialmente las personas que las padecen, deben procurar los lugares más silenciosos al mínimo indicio de comienzo de una crisis.
También os aconsejo que cultivéis el silencio en el lugar de descanso. Y no hablo sólo del dormitorio. Dos horas antes de dormir, apagad teléfonos móviles y decid adiós a cualquier estridencia sonora.La televisión y la radio -a volumen bajo- y por supuesto, nunca en el cuarto.
Os recomiendo que, ya a punto de acostaros, tratéis de meditar o practicar algún tipo de respiración en silencio. Si sois religiosas, podéis rezar, ya que relaja y permite concentraros en una actividad a través de la que aportáis pensamientos positivos a vuestros últimos minutos del día. Sin duda, os ayudará a conciliar el sueño. Probadlo. Silencio en vez de ruido. Sólo unos minutos . Espero vuestros comentarios.
Ata Pouramini es autor del libro “Tú eres tu medicina”. Es Doctor en Quiropráctica y posee en Valencia una de las consultas más importantes del mundo . Licenciado en Ciencias Humanas, es experto en nutrición y orientador.
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