Las prendas transparentes (total o parcialmente) hay que manejarlas con cuidado. En su justa medida pueden ser el toque definitivo de un estilismo pero si te pasas pueden ser su sentencia de muerte. Nosotras te ayudamos a decidir qué merece un sí o un no rotundo.
Las transparencias son un arma de doble filo: pueden hacerte parecer la persona con más estilo y glamour de la sala o la más hortera en años. Todo depende de cómo y con qué te lo pongas y sobre todo, de saber calcular el límite del buen gusto. La verdad es que son difíciles de manejar, pero en ocasiones la evidencia salta a la vista.
Si no tienes muy claro cómo ponértelas ten siempre clara una consigna: mejor que sobre tela a que falte. La sutileza está bien, venderlo barato no. A no ser que te dediques al cabaret o similares, excederte con las transparencias solo evidenciará una falta de buen gusto patente.
En la siguiente galería te mostramos algunos de los mejores y los peores ejemplos de famosas vestidas con transparencias. Inspírate en ellas… o no.
Imagen de Getty Images.